La cometa: "Cuando no puedes escapar, aprendes a llorar riendo". Ramón Sampedro
Me acuesto muy tarde pero él me despierta pronto y me lo pienso mucho. ¿Vamos a ir? -acaba de preguntarme. Sí, le digo y ha vuelto a entrarle la risa. No sé si no ha podido o no ha querido evitarlo: ¿Por qué te ríes? - le interrogo. ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?. Nada - me contesta-. Que es lo mismo que volver a los viejos tiempos. Tengo ganas -añade. Así que Enol tenía razón. Yo no pienso saludar a nadie -le informo. Yo tampoco, a no ser a un individuo que trabaja conmigo -me contesta. Pues empezamos bien, dije en un aparte.
No lo haré, no iré con él, y llamo a Nora. ¿Tú por fin qué quieres hacer?. Yo y Yago ya estamos preparados. Sólo falta Sandra. Nosotras habíamos quedado la noche anterior pero luego comencé a dudar porque lo de las fotos me apetecía mucho hacerlo y que él fuera a conocerla lo primero por foto, y si nos acercábamos las dos a la playa, era muy probable que Enol se decidiese a abandonar el juego, aunque fuera unos minutos, para saludarnos y presentarse, y eso era lo que yo no quería que sucediera...
Así que fui hasta la habitación y le dije a él que me lo había pensado mejor y que me iba a pasar la mañana con mi amiga y sus hijos. ¿Y nosotros?. ¿Nosotros?. Repetí sin comprender, como si me costara reconocer la sensación y me detuve en el punto de contestarle que nosotros como conjunto no existimos... Sí, que nosotros ¿cuándo iremos a jugar esas palas?. Llevas más de un año dándome largas. No lo sé, cualquier día pero hoy no... ahora no, hasta que no me sienta segura no. Y creo que el silencio sonó sólo a puntos suspensivos.
Tus ventanas abiertas en domingo. Quedé con Nora allí, bajo ellas, en la esquina del Cantú. Y pensé en una cometa. ¿Recuerdas aquel día que te escribí que había un padre con una niña volando una en la playa y yo entonces me acordé de ti y de Anouk, de vuestro amor?. Todavía era domingo. Uno de los últimos en que fui, y he recordado precisamente por qué dejé de ir, para evitar ver a Enol. Sentía una presión creciente bajo sus pasos... me daba miedo no poder detenerle... y hasta que no me besó no descubrí que no quería detenerle. Y entre beso y beso ha ocurrido la mitad de mi vida, y me pregunto cuánto tendrá que suceder para que entre aquellos besos nuestros y los besos de aquellos que seremos, exista eso, sólo una mera fecha cronológica y cumplida, un trámite penoso y pasajero. Ya ves, yo como Brezo Varela, tengo amores como catarros mal curados, ya te lo dije, ¿cuántas veces te lo dije?
Y por fin llega Nora disculpándose. El retraso ha sido por culpa de Sandra. Primero no quería ir, luego sí pero estaba en el sofá tirada y sin intención alguna de moverse... sólo para desquiciarla. 'No te lo tomes así Nora' pero ya ni yo le hablé a Sandra de lo de la cometa. Sonaba Manolo García y a mí no me gusta. ¿Quieres otra cosa? ¿Por qué no pones la Banda Sonora de Mar adentro?. La tienes ahí, en la guantera de tu lado...
Mar adentro, mar adentro
y en la ingravidez del fondo
dónde se cumplen los sueños
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo...
... y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo
El abrazo más pueril
y el más puro de los besos
hasta vernos reducidos en un único deseo
Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo sin palabras
mar adentro, mar adentro
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos
pero me despierto siempre y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca enredada en tus cabellos
Pasa hasta la última, dijo Nora y comenzó a sonar 'Nessum Dorma' de Turandot, y bajo esas notas fue como llegamos a la playa. ¿Conoces la historia del beso de esa ópera que es como un cuento chino?. Un beso sólo para romper el maleficio de una princesa gélida que buscaba un nombre.
Y mientras ella le calzaba a Yago las chanclas me asomé a la arena identificándole a pesar de la distancia por su arrogancia, y puede que fuera ese talante suyo lo que más me llamó la atención de él cuando le conocí. Y me gustó su discrección, no evidenciaba nada, aunque quiero suponer que miró hacia mí porque estaba pendiente. Y qué distintas habrían sido las cosas si nos hubiéramos visto el domingo de hace quince días... Yo entonces habría echado a correr hacia él sintiéndome encantada de abrazarle abiertamente delante del mundo entero. Pero nuestro encuentro real lo había demudado todo de sentido, ropas y cabellos revueltos, al menos para mí y el morbo se conjugaba entre nosotros como una mar océana de aguas procelosas. Tú ya sabes a qué me refiero. ¿O no te dije a ti después de aquel primer café que prefería que hiesemos como si no nos conociéramos?. Te propuse que ni nos saludáramos y tú, extrañado, dijiste con labios que se te habían engordado: 'Más furtivo'. Entonces tenías 42 años y sólo eras otro profesional que se había quedado en el paro.
No lo haré, no iré con él, y llamo a Nora. ¿Tú por fin qué quieres hacer?. Yo y Yago ya estamos preparados. Sólo falta Sandra. Nosotras habíamos quedado la noche anterior pero luego comencé a dudar porque lo de las fotos me apetecía mucho hacerlo y que él fuera a conocerla lo primero por foto, y si nos acercábamos las dos a la playa, era muy probable que Enol se decidiese a abandonar el juego, aunque fuera unos minutos, para saludarnos y presentarse, y eso era lo que yo no quería que sucediera...
Así que fui hasta la habitación y le dije a él que me lo había pensado mejor y que me iba a pasar la mañana con mi amiga y sus hijos. ¿Y nosotros?. ¿Nosotros?. Repetí sin comprender, como si me costara reconocer la sensación y me detuve en el punto de contestarle que nosotros como conjunto no existimos... Sí, que nosotros ¿cuándo iremos a jugar esas palas?. Llevas más de un año dándome largas. No lo sé, cualquier día pero hoy no... ahora no, hasta que no me sienta segura no. Y creo que el silencio sonó sólo a puntos suspensivos.
Tus ventanas abiertas en domingo. Quedé con Nora allí, bajo ellas, en la esquina del Cantú. Y pensé en una cometa. ¿Recuerdas aquel día que te escribí que había un padre con una niña volando una en la playa y yo entonces me acordé de ti y de Anouk, de vuestro amor?. Todavía era domingo. Uno de los últimos en que fui, y he recordado precisamente por qué dejé de ir, para evitar ver a Enol. Sentía una presión creciente bajo sus pasos... me daba miedo no poder detenerle... y hasta que no me besó no descubrí que no quería detenerle. Y entre beso y beso ha ocurrido la mitad de mi vida, y me pregunto cuánto tendrá que suceder para que entre aquellos besos nuestros y los besos de aquellos que seremos, exista eso, sólo una mera fecha cronológica y cumplida, un trámite penoso y pasajero. Ya ves, yo como Brezo Varela, tengo amores como catarros mal curados, ya te lo dije, ¿cuántas veces te lo dije?
Y por fin llega Nora disculpándose. El retraso ha sido por culpa de Sandra. Primero no quería ir, luego sí pero estaba en el sofá tirada y sin intención alguna de moverse... sólo para desquiciarla. 'No te lo tomes así Nora' pero ya ni yo le hablé a Sandra de lo de la cometa. Sonaba Manolo García y a mí no me gusta. ¿Quieres otra cosa? ¿Por qué no pones la Banda Sonora de Mar adentro?. La tienes ahí, en la guantera de tu lado...
Mar adentro, mar adentro
y en la ingravidez del fondo
dónde se cumplen los sueños
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo...
... y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo
El abrazo más pueril
y el más puro de los besos
hasta vernos reducidos en un único deseo
Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo sin palabras
mar adentro, mar adentro
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos
pero me despierto siempre y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca enredada en tus cabellos
Pasa hasta la última, dijo Nora y comenzó a sonar 'Nessum Dorma' de Turandot, y bajo esas notas fue como llegamos a la playa. ¿Conoces la historia del beso de esa ópera que es como un cuento chino?. Un beso sólo para romper el maleficio de una princesa gélida que buscaba un nombre.
Y mientras ella le calzaba a Yago las chanclas me asomé a la arena identificándole a pesar de la distancia por su arrogancia, y puede que fuera ese talante suyo lo que más me llamó la atención de él cuando le conocí. Y me gustó su discrección, no evidenciaba nada, aunque quiero suponer que miró hacia mí porque estaba pendiente. Y qué distintas habrían sido las cosas si nos hubiéramos visto el domingo de hace quince días... Yo entonces habría echado a correr hacia él sintiéndome encantada de abrazarle abiertamente delante del mundo entero. Pero nuestro encuentro real lo había demudado todo de sentido, ropas y cabellos revueltos, al menos para mí y el morbo se conjugaba entre nosotros como una mar océana de aguas procelosas. Tú ya sabes a qué me refiero. ¿O no te dije a ti después de aquel primer café que prefería que hiesemos como si no nos conociéramos?. Te propuse que ni nos saludáramos y tú, extrañado, dijiste con labios que se te habían engordado: 'Más furtivo'. Entonces tenías 42 años y sólo eras otro profesional que se había quedado en el paro.
6 comentarios
Clara (3) -
Besos
Clara (2) -
Clara (tan de mañana que si miente no es por oscuridad): -
manuel h -
Cualquier comparación de Mar Adentro con el bodrio de Gibson es... es... ¡no se puede!
hermes -
Te deseo suerte en esta nueva etapa (y no me refiero al blog)
Sobre la foto que ilustra el blog: Fíjate en lo que cuelga de los cables, hay algo parecido a una cámara fotográfica, ¿Lo es?
manuel h -